una tarde

Una tarde tan clara,
Tan apacible,
Con aquel frío nocturno
Que ya se filtra entre los huesos;
Una mujer
Se aflige, se lamenta
Y se repite en ese dialogo
De interminables ideas:
“Ya nos llevó la vil chingada”
El tiempo tan absoluto,
Con sus ilusiones de destino…
De verdugo absoluto.
¿Acaso hablan algunas voces?
Testimonios de una tarde,
Recuerdos de una mujer herida,
Mentira de un momento
Y extraña muerte de si mismo.
“Ya nos llevó la vil chingada”
Una dinastía desterrada
Y una tarde llena de calma,
De contrariada calma;
¿Cómo no estar tranquilo?
Solo una mujer herida
En medio
De la última tarde encarnada.

 

una bella imagen de una desconocida, grato leerle

 

Bien venido paisano bonito poema. saludos