Vacilante

El ahogo del canto
que derramaba tu garganta
Me recordó el grito de una garza cuca
embarruznada de fuel
expanto de la necesidad
de un mundo civilizado
que un día salvaba de su llanto

Para ti deseo
barrer la culpa de tus labios
El enojo de tus puños
Y perfumar tus neuronas
alejando el funebre espanto

La muerte se presenta
en nuestros huesos cada instante
en un continuo presente
Despedirte y saludar
de eso va este momento
que eligo quererte
sin temer el dolor de perderte

Desear alargar las horas
hacer eterna
esta respiración compartida
Ese es el error
que herra mi amor
enganchado a mi corazón

Vanidad y orgullo
maquillada la máquina
imperfecta y mal conservada
Aspirar a la inmortalidad vana
inquietud de un cambio dinámico
Inestable restas al atravesar
alzando un pie para avanzar en el vacio
Condición la valentía
tu seña de identidad
que fuerte se arraiga
buscando el mágico equilibrio
de sentirte vivo



Derechos reservados
18/09/2019


Dikia

 

La inmortalidad no es vana, porque la verdadera vida está en los espíritus.
Con todo, lo bueno no es gratis.





Por ello, un alto precio ha de pagar cada alquimista que logre concebir el elixir de la eterna Juventud.
Y todo ese valor, denuedo y coraje, habrá de invertirlo en la colaboración con el Servicio y la Justicia.

 

Hermoso cierre tras un aluvión de realidades, es tangible la forma en que plasmas el optimismo. Amar es doloroso...

Gusto leerte. Amiga

 

Sobrevuela el perfume del desencuentro, pero es un poema muy bello!!! Felicitaciones, compañera de letras!! Un afectuoso abrazo.