Vacio repleto

ninguna música me dice
lo que quiero oír
aquel silencio absoluto
que haga estallar mi alma

me azota una añoranza precaria
nada inunda mi arrozal
más que tu mirada lejana
y la voz tan clara de mis hijos
por la mañana
antes del pensar

el mundo es un oasis
de ilusiones obstinadas
y no soy más que luz
igual a todo en el tiempo
un ovillo de tramas olvidadas
en su hacer y deshacer cotidiano

me escabullo por atajos redundantes
ahora soy lo mismo que era antes
un as de espadas
rasgando el velo
que oculta lo que veo
en su mágico instante