Viejos hábitos-.

Hay viejos hábitos oscurecidos

nombres bíblicos excavados en fosas

parlamentos exigentes que vuelcan

sus alambres fibrosos como alas níveas

prontamente derrotadas.

Hay conversaciones determinantes,

y cuerpos que muestran su osamenta furiosa,

vencimientos tan grandes que acumula el pecho,

cuando la sangre porta su navaja brillante.

Hay tantas aglomeraciones de sangre, de sangre

y úlceras envileciéndose, sobre el omóplato caliente,

anatómicas almohadas golpeadas por vencejos uniformados.

Un rosal que engendra un futuro inestimable,

cuyos pétalos son sombra, y una casulla de viejo sacerdote

que cuelga de un árbol, cuyas manos ascienden grutas.

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