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Tema en 'Poemas Generales' comenzado por lapoesiaataca, 17 de Mayo de 2007. Respuestas: 0 | Visitas: 487

  1. lapoesiaataca

    lapoesiaataca Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    7 de Abril de 2007
    Mensajes:
    23
    Me gusta recibidos:
    0
    Grissel aparentemente tu correo anda mal porque no permite que le entren mensajes, van varios que te mando y los rechaza………

    Pero esto es lo que estaba escribiendo cuando me olvide que te olvidaste.

    Un paso,
    un sonido,
    un cabello libre
    del broche que lo aprisiona,
    una imagen que descubre mi ojo,
    y cada pregunta que ocupa su lugar,
    su espacio,
    ¿donde estas?
    No necesariamente el dolor camine por el mismo lugar que el amor.
    Quiero ser claro.
    No pretendo que te conmueva,
    ni que cambie ningún equilibrio sentimental.
    No pretendo
    que te mueras por mí,
    ni que te arrepientas
    de lo que hiciste
    si es que hiciste algo.
    Lo cierto es que en la vida los disparadores son bastantes variados.
    Esto es un disparador.
    Solo es digno de la libertad
    y de la vida
    quien es capaz de conquistarla día a día.
    Que dan vestiduras
    al mirar y reconocer en ti
    algo más valido
    que una simple silueta,
    un brillo violento,
    una aroma,
    un perfume,
    identidad de tu paso
    sobre la vereda,
    o la violenta exaltación
    de tus valles de mineral y vida,
    y eras más,
    vos sabes
    que siempre dije que eras más,
    más que una siesta,
    más que la definición rigurosa
    de la palabra tibio.
    La falta de definición
    es en sí mismo
    una definición.
    Tanto es una definición
    que se convierte en más lindo
    o más feo
    o más cotidiano,
    o más humano
    diría yo
    si decir me es permitido.
    No hay ninguna importancia
    en la definición
    si esta no trae consigo
    el brillo de tu ojo,
    en esa forma
    tan especial
    que brillan
    cuando pasa algo,
    que sabes perfectamente
    pero no voy a describir aquí,
    cuando se te resecan los labios,
    cuando se te forman grietas,
    cuando en el horizonte del beso,
    nace un rayo de luz guinda.
    Por ser tan importante
    para mí
    la definición
    y definirte mía,
    entera,
    y fundamentalmente tibia,
    mi tibio,
    mi necesidad de tibio,
    y reconocerte
    y reconocerme en tu tibieza.
    Sé que no me extrañas,
    ni añoras mis mimos,
    ni mis palabras,
    ni mis susurros,
    ni esas cosas que solía decir.
    Ni mis caricias,
    con espíritus de mapas
    en tu espalda aromada,
    en la piel,
    en el pie,
    y ese contacto tenue
    y ese sonido
    tan tuyo
    del roce
    de piel con piel,
    tan característico.
    No extrañas que te escuche,
    ni que me consultes,
    ni me busques para una opinión.
    Estar entre ti y un mundo,
    es lo único que quiero,
    pero no tengo fuerzas para la pelea.
    Hablábamos de definir
    y definirnos
    en nuestros lugares,
    para saber
    principalmente nuestro lugar,
    algo que nos identifique,
    que nos llame
    por nuestro nombre,
    y se nos llenen los ojos
    de lágrimas
    cuando reconocemos
    eso en algún lugar,
    en algún momento.
    Hace un tiempo
    me dijiste
    que me querías.
    Hace un tiempo
    te dije
    que te amaba.
    Me dijiste
    que cuando yo te tocaba
    era increíble lo que sentías,
    paso el tiempo,
    el tiempo siempre pasa,
    y se va raudo.
    Una vez
    después
    de intentar amarte,
    me dijiste,
    esto es una locura,
    y te referías
    a lo que estabas sintiendo
    en ese momento,
    a cada una
    de las sensaciones
    que desplegaba mi mano,
    mi piel,
    mi labio,
    mi ojo,
    mi lengua,
    sobre tu piel,
    sobre la cotidianidad,
    una imagen social
    de unos sentimientos
    arraigados
    en los sentidos.
    Hace un tiempo
    cuando te amaba
    me dijiste
    que era una locura.
    Era una locura
    porque cuando me amabas,
    cuando querías amar
    con todo lo que tuvieras para dar,
    pensabas,
    y sentías vergüenza de sentir,
    no de sentir,
    sino porque era que sentías,
    y quien te hacia sentir.
    Y como
    y donde
    y en que lugar de que,
    era más valido sentir
    y hacer sentir
    la piel aromada y elegante.
    Y no era una locura,
    era una foto de la realidad,
    una cotidianidad.
    Yo sé que no quieres
    que este esperando
    un reflejo de tus ojos,
    pero eso es lo que hago
    y no me lo vas a poder quitar.
    Sé que piensas que te olvidare.
    Sé que piensas que te puedo olvidar.
    Se que piensas
    en las teorías de la existencia
    y la no existencia del amor,
    que este sentimiento
    como una llama,
    si no se alimenta,
    se apaga.
    Sé que apelas
    a la recomposición de la vida,
    como un horizonte valido
    para que mi ojo
    no te busque
    detrás de cada sonido
    a tus pasos,
    unos tacos a las cuatro de la mañana.
    Y la imagen de tu pelo
    cayendo
    en cascada
    por la espalda
    y el broche
    que apenas
    puede contener
    la libertad de ser bandera,
    y las manos
    que se aprietan
    porque no te reconocen
    en esa sombra
    que se esconde
    allá
    en la esquina
    más lejana.
    El amor.
    La felicidad.
    Los sentidos.
    Los sentimientos.
    La sensación de bienestar.
    La definición de tibio.
    Las ganas de amar
    luego de hacerte el amor
    y amar nuevamente
    y nuevamente
    si fuera necesario.
    El escribirte
    cualquier cosa
    y reconocerte
    en lo escrito.
    Tu mano vistiendo la mesa
    con mantel de domingo
    y sueños de ravioles.
    Esa imagen
    tuya
    armando la cama,
    tendiendo la sabana,
    arreglando la almohada,
    poniendo la manta
    de rayas anchas,
    azules.
    Cortando las papas para hacer puré.
    Haciéndome puré.
    Compartiendo la milanesa
    en la noche serena,
    y el plato de lo que sea.
    Lavándome las zapatillas blancas.
    Y las discusiones.
    Y las reconciliaciones.
    Y él llenarte la boca con un beso.
    Y sentir que es necesario,
    el tiempo mío,
    de que te regale
    una rosa.
    Compartiendo un mate.
    Una cerveza.
    Una grappa.
    Un tiempo,
    un estar en tu espacio.
    Y hablar de cualquier cosa
    y sentirse útil,
    saber cual es el lugar de uno
    y no querer irse
    nunca de allí.
    De querer construir un mundo,
    nuevo,
    único,
    más justo,
    uno más uno,
    pero solo contigo.
    Y la luz de tus ojos.
    Y el gusto a lo cotidiano.
    Y el sentido de complementariedad
    que aprendieron
    mis manos
    al acariciarte,
    sin pensar
    siquiera en la definición de caricia.
    De mirarte cuando lavas el piso.
    De lavar los platos.
    De compartir
    la toalla
    con grandes flores
    y la pasta de dientes.
    El sentirse bien,
    solo porque estas allí
    respirando,
    mirándome,
    esperándome.
    Y lo más terrible es que eso se queda contigo.
    Me falta.
    No tengo ya fuerzas.
    Por eso te escribo.
    Por esto….
    Te convierto
    en mi tesis
    más urgente,
    ni en la más grande,
    ni la más chica,
    solo la mía.
    Y que ha quedado.
    ¿Que me a quedado
    entre las manos solas?
    En este escrito con ánimo de más.
    No pretendo que vengas corriendo a mi lado.
    No pretendo que te mueras por mí.
    No pretendo nada.
    Solo quise que supieras:
    podes contar conmigo.
    Solo quise que supieras
    que no puedo vivir, - si esto es vivir - sino estas aquí.
    Solo quise que supieras que estaré,
    cuando estar es importante,
    y cuando se te haga importante que este.
    Solo quise que supieras
    que pese a estar en peligro de extinción,
    aun navegan mis veleros,
    en la mar violenta de tus orígenes
    y sueñan a viento y vela,
    en la cintura arenosa,
    tu cintura
    y esa línea mía,
    personal e intransferible,
    que talle
    un buen día
    a besos y caricias.
    Solo quise que supieras
    que me daba cuenta
    de cual es el juego
    y quienes los jugadores.
    Solo quise que supieras.
    En este escrito con ánimo a más.
    Estaré aquí,
    en mi lugar,
    para serte útil.
    Solo quise que supieras.


    P.D. Espero que cuando leas esto, te genere primero algo, y ese algo sea mayor que veinte palabras seguidas. Y que esas veinte palabras seguidas, expresen un sentimiento, y que ese sentimiento se haga imprescindible, incontenible en cada uno de tus sentidos. Y que cada uno de los sentidos me busquen, y que en esa búsqueda y al nombrarme me encuentres como me idealizas, y en esa idea poder serte útil.
    Los poetas en peligro de extinción.
    Aunque hay una princesa que se olvide.
    Los poetas en peligro de extinción vivimos y morimos como humanos, lastima que los humanos, principalmente algunas princesas se olviden tanto de los poetas.
    O sea un problema de lógica si los poetas están en extinción y alguna princesa se olvida, humanos ambos, lo importante quizás no sean el olvido, lo importante es el tercero excluido, o solo el olvido....
     
    #1

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