A Claudio.

Un reloj despedazado por mis manos
reemplazando al juguete que no existió,
en aquella otra esquina de la mesa
tú, observando con tu ojo avisor.

Como admiré tu sabiduría,
allí un niño en tu regazo
así fue huyendo el tiempo
buscando al padre que no existía.

Claudio compone relojes
Chofer de horas interminables,
maestro de los fierros
y en sus ratos libres
lavando la 164.

Noches agónicas de Colegiala
de ferias adormecidas,
la Ford resollando a las alturas
y la Tempo ardiendo a dos tiempos.

Así viejo amigo te recuerdo yo,
tenías la edad del patriarca
cuando llegaste a mi hogar,
los años ya se han ido
y hoy... Hoy así,
te vengo a recordar.

Simón Reyes

 

Muy poÉtica remembranza.
Un abrazo

 

Reltih. A veces podemos escribir sin importarnos que otros logren entender o comprender lo escrito, pero para mí la belleza de este poema, es que conozco cada segundo y cada palabra que en él reflejo. En estos versos he dejado cientos de imágenes de toda una niñez. Gracias por comentar. Saludos.

Simón Reyes.