Agente Reconciliador

Aunque me sobren palabras, yo los invito a pensar;
abran sus corazones, ábranlos de par en par
y dejen que de ellos salga una canción singular,
una canción que consuele a quienes quieran llorar,
y una canción que sea un beso de esperanza y hermandad
en la frente del que sufre la pena del no pensar.

¡Que en cada casa haya un coro destinado a cultivar
el milagro de la música que brota desde el manantial
mas cristalino y mas puro que se pueda imaginar,
manantial que es la garganta del amor tan celestial,
amor que tiene voz de ángel y alas de canto estelar!

¡Que en los hogares se enseñe a los seres a cantar,
que exista siempre un agente, dispuesto a reconciliar,
así sentirán libre el alma y la pondrán a volar
y, aunque estén tras muchas vendas, sus sueños de libertad
abrigarán la confianza de que algún día saldrán
para ser seres inmensos, seres de canto y de paz!

Que en los barrios marginales haya quien haga pensar,
el corazón pandillero se podrá dulcificar,
si es que hasta allí llega el canto puro, hondo y fraternal.
Que no haya edad para el canto, así como no hay edad
para amar intensamente a quienes tenemos que amar.

Yo he visto volverse jóvenes, a viejos de mucha edad
sólo porque, desde sus labios, brotó la miel del pensar;
yo he visto volverse mansas, a fieras de ira brutal
sólo porque les cantaron suaves cantos de bondad.

El canto nos hace mejores, pensar ayuda a sanar
los males que mas le pesan a la enferma humanidad.
¡Hombres ecuatorianos, hombres de mi ciudad,
con alegría infinita, con optimismo vital,
yo los invito a que piensen, yo los invito a cantar,
el mundo será salvado si el canto es universal!;
¡por eso piensen ahora, canten, piensen sin cesar,
que cuando piensan los hombres, hasta Dios quiere escuchar!


Sonia Manzano Vela
Adaptación: Gabriel H. Espinoza