Agotadísimo.

Estábamos muy enamorados,
sobre todo, desde que habías parido.
Pues todos París, hijos, obras o responsabilidad.
Y eso dice Francia.


Cuidábamos de nuestros churumbeles, y a medida que crecían, se hacían vástagos.


Príncipes azules y reinas maravillosas, de lienzo, óleo y acuarela.
Pintores en sus talleres, y artesanos del barro.
Pero seguíamos haciendo Poesía, para convertir el plomo, en oro; y al viejo, en joven.
Hacíamos Alquimia, y tomábamos Manná egipcio u Ormus.


Oro, rodio e iridio monoatómicos, que extraíamos del Mar, echándole sosa cáustica...





Al agua del Mar obtenida dentro de una garrafa de plástico.
¡ Oh, amiga !
¡ Cuántas migas de pan hacen falta !
Para volver a casa y seguir las huellas de nuestro destino.


Como Hánsel y Grétel o Pulgarcito, huíamos de la señora terrible, en la casa de chocolate.


Pero en familia, se vive mejor.
Es un paso adelante y un triunfo.
Aunque todo, en el plano físico de existencia, tienda a ir a peor.
Por esa ley de la Entropía, que dice que las reacciones químicas no tienen vuelta atrás.


Te haría el Amor nuevamente, pero estoy agotadísimo...

 

La familia agota puedo dar fe de ello pero pienso que en general la vida agota, también puedo dar fe de ello, es igual estar casado que no, al final el agotamiento llega, puedo dar fe de ello otra vez. Abrazote vuela. Paco.