Al fuego!

AL FUEGO!

Que ahora entendí que soy viejo.
La mujer que más amaba
la ví que se me escapaba
con un joven muy pendejo.

Y rogando le decía
quizas se iba a arrepentir
que no se dejara ir
si dinero no tenía.

Que conmigo estaba bien
sus caprichos los cumplía
más de noche y no de día
me dormía como un tren.

Y hoy que en la calle quedó
vuelve a pedirme un consuelo.
Nada de lo que me dió
lo he recogido del suelo.

Coji siempre una enseñanza
que yo aprendí por su juego,
no darle ni una esperanza
a quién boto tu alma al fuego!

 

Mi estimado poeta... nadie es perfecto en la vida; y de los errores se aprende.
Buen poema por donde se le mire.
Cordialmente:

 

Un gran poema Jorge. Me encanto de principio a fin. Un saludo muy cordial.