Caminar

Reservamos los derechos por encontrar caminos falsos, los vivimos sabiendo la perdida máxima de nosotros mismos y a cambio aceptamos las pocas migajas que vamos encontrando en el suelo entre cantos de plegaria y arrepentimientos.

Vamos dormimos en un sendero no aceptado y muy poco querido. Caminamos y camínanos sin rumbo; sin ese norte de vida. Un norte de amistad, amor y respeto.

Hoy cambiamos todo por nada.
Nos vendemos al primer extraño regalándole nuestra voz envuelta en un manto de sumisión; esa misma sumisión con la cual peleábamos en nuestra juventud.

Muy joven juventud, siempre queriendo llegar a madurar y hoy al estar ya bajo el cansancio sólo nos encontramos con nuestra extraviada sombra reclamándonos una libertad. La libertada de un día.