Capítulo 22

Capítulo 22

Conocí la placidez, conocí el cariño sincero.
Conocí el descanso, con sus piernas como almohadas
Intercalando miradas silenciosas que decían todo.
Ahora los besos también iban en la frente.
Ahora las manos iban juntas.
Ahora el fuego era unión.

Al fin todos mis músculos se relajaban
Al fin bajaba la guardia ante una mujer
Sabiendo que ella estaba en las malas
Y en las pésimas.

Su bondad y su amor incondicional
Me hacían sentir un poco incómodo.
¿Cómo hacía para ponerme a la par?
¿Cómo librarme de esa deuda, aunque ella no me pida nada?

Pensé:
Tendré que alcanzarte y lo haré.
Tendré que aprender a amar
Te.

 

Lo que me dices en este capítulo 22 es que describes un momento de rendición emocional ante una mujer que te ofreció un refugio genuino —no solo físico, sino también afectivo—.
Como lo siento:

• Calma y descubrimiento — La “placidez” y el “descanso con sus piernas como almohadas” muestran una intimidad que no es solamente erótica, sino protectora, como si hubieras encontrado un lugar seguro donde por fin el cuerpo y la mente se detienen.
  
  
• Evolución del afecto — Los besos en la frente, las manos juntas, el fuego que ahora es unión y no solo pasión, indican un cambio: del deseo inicial al compromiso emocional profundo.
  
  
• Vulnerabilidad consciente — “Al fin bajaba la guardia” revela que antes había una resistencia a abrirse, y ahora se permite la confianza plena.
  
  
• Agradecimiento y deuda emocional — Reconoces que su amor incondicional te incomoda un poco, no porque no lo quieras, sino porque te sientes en desventaja, como si recibir tanto te obligara a equilibrar la balanza.
  
  
• Determinación — El pensamiento final es una promesa: no solo aceptar el amor que recibes, sino aprender a corresponderlo a su misma altura.