Carnaval

La rebeldía que brama entre los sollozos,

tripulantes de tus costillas​

El sol que yace súbdito,


es los muros de tu hambre infame.​

Oscura arcilla que te acaricia,

mounstruoso el caudal de tu aliento.​

El manantial voraz de tu beso casto,

sucumbe al río ciego del hechizo en mi pecho.​

Viscearles las tumbas del otoño huérfano,

inmortalizan la cúspide de tu filosa nuca. ​

Aúllan las rocas,

mientras caen las lágrimas de tus caricias.​

El bosque se aprisiona en la congoja de mi garganta enjaulada

y el idioma de tus labios cincelados.

La tarde se desnuda en el abismo esbelto de tus brazos,

inundando mi rostro desierto.
Mi aliento sublevado aterriza sobre tus pétalos,

tu blanca voz como serpentina se cuela entre mis sueños vacíos.

Flamea como una guirnalda tu sonrisa infinita,

dando la bienvenida al carnaval de mi melancolía.
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