Convergencia existencial

Ya ni el agua pura me parece potable,
Ya ni el aura muda emite mensajes,
Jaula donde paz y guerra dan combate,
Soy fuego a merced de la fuerza del aire.

La barricada se hace añicos diminutos,
Ni me inmuto al ver arder el eucalipto,
Educadito para omitir cualquier asunto,
A rebufo de la luz como un buzo sin oxígeno.

Escupo reacción al delirio sin su cuerpo,
Retraso la ocasión esperando a un tren directo,
Trabajo de parásito en un mágico consenso,
Jugandome la vida, pero jurandote respeto.

Eludiendo al duende cuando vuelve sin aviso,
Siempre lo mismo, un sismo sin permiso,
Sierpes y abismo, visto el egocentrismo,
Juzgandome sin vista, pero buscandome en secreto.

La vida se propone acribillar todo cimiento,
Reduciendo la ilusión a diversión en el momento,
Para despertar inmerso en bandazos de lamento,
Con un guion monótono- la tónica del sufrimiento.

La confianza se gana con respeto, no con inventos,
Me auto acuño para pagar mis propios impuestos,
Lucho por destensar la tenaza que amordaza mis huesos,
Verdugo y mártir en consenso, me aferro, lo confieso.

Testaferro en mis ojos, síndrome de Estocolmo,
Esto es el colmo, el Olmo seco haciéndose el sueco,
Refuerzo raíces con zuecos de yeso y eso es el peso
Que expreso en tanto que reposa la llaga en mi absceso.

Sus besos obsesión, orgía y ouija en sinergia,
Sanguijuelas en mis cuencas, ojeras violeta,
Tras las retinas la discreta faceta de un poeta,
Una hueca silueta, una flaca mueca, alguna muesca.

Sus muñecas muestran traumas de una vida cruenta,
Recuento infinito de sequías, epílogo de tormentas,
Reencuentro permanente, el ciclo de la debacle,
Baches, trabas, fuerzas, un inerte sueño en la cuneta.

Padres divorciados negociando la custodia compartida,
Infantes irrisorios ahora son microbios sin salida,
Resquicios suprasensoriales en la memoria del druida,
Tras la huida de la ayuda quedan dudas recluídas.

Actitudes diluidas, neblina suspendida sobre el trigo,
Escarcha descorchada sobre un porche ennegrecido,
Hachas incrustadas en troncos de robles podridos,
Este ocaso ocasiona la distorsión de mis sentidos.

Así deambulo, errante entre los muros de la ciudadela,
Grilletes y cadenas, sentenciado a erosionar la cantera,
Excavo a trompicones, reciclando picos de madera,
Brotan atalayas del castillo como hordas en la guerra.

Ajusticiando una hilera de brujas en la hoguera,
Caballeros celebrando la orfandad de la miseria,
Pues su auto-control, cuestionado y puesto a prueba,
Demostró que desconoce tanto paz como clemencia.