Delicias

Nada, nada, que no quiero
ser de tus ojos esclava,
pero si en ellos soy brava,
sin ellos por ellos muero.

Volarme quisiera un día
donde no lleguen tus manos
y en esos mares lejanos
librarme de tu manía.
Pero ver tus ojos quiero,
tener tu pasión esclava,
hacerte sentir la brava
delicia con la que muero.

Esclava soy de tortura
con que gozo tu reclamo,
en tu mirada derramo
el placer de la amargura.
Nada, nada, que ya quiero
volver a sentirme esclava:
siendo dulce seré brava
si ante tus ojos me muero.

 

Buenos versos en una rima perfecta al contenido. Un saludo musador.

 

Gracias, estimado Matías. Me alegro de que te haya gustado.
abrazo
j.

 

Aunque había pasado ya por acá y te dejé expresado que me gustó, me gustaría ahora decirte que en esta canción medieva,l en donde te travistes de personaje femenenino, haces a lo largo de todo él una serie de retruécanos que creo que fueron característica muy propia de este modelo de versificación ; bueno, quizás no solo de este modelo, sino también de una época de la poesía clásica donde abundaba ese recurso poético: recordemos el "muero porque no muero" de la mística de Ávila, o a la otra gigante de la poesía allende los mares (visto desde aquí) que fué Sor Juana Inés de la Cruz, a la que le he leído muchos poemas con retruécanos muy ingeniosos.


Me ha gustado mucho este trabajo, Jorge.

abrazo.

 

Este asunto de las variaciones en las vueltas, estimado Juan, permite de una manera palbable introducir al tiempo en el poema. Si miras con cuidado, verás que en el estribillo la protagonista se rebela furiosamente contra su esclavitud, aunque confiesa su apego a la mirada de esos ojos; en la primera vuelta, en cambio, admite que lo que quisiera es invertir la relación, ser ella la dominante; y en la segunda vuelta renuncia y admite que quiere volver a la esclavitud. Todo un recorrido psicológico descripto por este recurso a la variación.
Me gustan mucho los efectos retóricos, aunque como bien dice Encina no hay que abusar de ellos, que mucha miel en el guisado requiere también vinagre.
Encina era también músico, hay grabaciones de sus obras, y creo que el lugar de la retórica en la música es más esencial que en la poesía.

abrazo y gracias por pasar
Jorge