Divinas Margaritas

Divinas Margaritas

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¡Oh sol!, qué placer,
cuando noto tu calor
sobre mi piel.

¡Oh luna!, qué fortuna,
tener esa tu luz,
espejo resplandor
con que me alumbra.

¡Oh estrellas!, qué locura,
y qué no ser si es ser futura,
esa luz que deja ver
a los tiempos de ternura,
y deja amor para volver,
y volver a ser, si el ser madura.

¡Oh vientos!, qué cinturas,
si volaron a un destino,
envolviendo curvaturas
de unos cuerpos en su sino.

¡Oh mares!, qué bravura,
vuestras olas dejan ruedos
del satélite solaz,
que juega a dar la vuelta
con la vuelta de otros mundos,
y nos muestra siempre suyo
el instinto más voraz.

¡Oh humano!, qué perfume
es el jardín en donde habitas;
te acomplejan y te gritan,
ten cuidado con el numen
que divinas son las margaritas.​