¿Dónde están?

Comentario introductorio

Este poema es uno de los más antiguos que he subido al sitio. La versión original fue modificada en el 2018, agregando las “tonterías”, como un personaje que no escucha. Esto transforma el monólogo en diálogo, pero sordo. Para lograr esto fue conveniente eliminar un par de párrafos que no aportaban nada nuevo. Pienso que el poema vale en tanto toca una temática en 1968, que solo años después se hizo presente en la realidad cubana; solo que probablemente sea la misma realidad de otros países pobres, que también ven diluirse a sus jóvenes en un futuro incierto.

Cuando una nación pierde a sus jóvenes, pierde su futuro… Pero si los que están, no saben dónde están, entonces la nación pierde su presente…Y el presente es el futuro.
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¿DÓNDE ESTÁN?

¿Qué pasa con nuestra juventud?
Peligra el futuro si no somos capaces de preverlo.
Llena de óvulos se presenta
la existencia de este siglo,
y tras el umbral
a generación espontánea solo se escuchan
las voces y gritos de ilusos optimistas.

-Tonterías, tómate una cerveza y vete…

¿Qué está ocurriendo?
¿Acaso la flauta los convoca como a ratones?
A qué la espera ya agobiante de los años;
a qué la suerte, a qué nada.

-Tonterías, tómate otra cerveza, y lárgate…

En fin, vamos a ser más realistas:
la hora reclama una generación,
pero… ¿a dónde se ha marchado?

-Tonterías, no sé… Todo el mundo se ha ido,
y el bar ya está cerrado. ¿De qué me hablabas?

Frank Calle (dic. / 1968)

 

Bueno Alde, nada que agregar. Jamás imaginé, en 1968, (solo Vicente Feliú conoció esa versión del poema original. Creo que se escribió, de madrugada, en un trabajo voluntario de fin de semana, cuando estudiábamos en la Universidad de La Habana) que ese texto iba a resultar casi dramático, en nuestro presente.Solo que quedó muy por debajo de la actual realidad: la generación de mis nietos, que hoy están entre 20 y 30 años, como generación, no existe, porque los que aún están aquí, tienen su mente en otro lugar del espacio. Y eso es tristemente fatal. Martí lucho y dio su vida por la independencia, fue el alma de ese movimiento, y hoy tal pareciera, que ningún joven quisiera quedarse en Cuba... Y lo estoy viviendo cada día, como un huracán: en las aulas (mis aulas), en la familia (mis nietos) y en mi corazón, que sinceramente, ya no entiende como se puedo llegar hasta aquí, y hacia donde vamos.
Un abrazo,

Frank
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