El trabajo

A menudo he oído decir,
como si hablara en sueños:
"Quién trabaja el mármol y
haya la forma de su alma en
la piedra, es más noble que
aquél que labra la tierra".
Y quién alcanza el arco iris y
la extiende sobre la tela a
semejanza del hombre es
más que aquél que hace
sandalias para nuestros pies.
Pero yo digo, no en sueños.
Sino en pleno despertar del
mediodía, que el viento no
habla con más dulzura a la
gigantesca encina que a la
más ínfima de las hierbas del
bosque.
Y sólo es grande aquél que
transforma la voz del viento
en una canción hecha más
dulce por su propio amor.