El zagal

Por el valle verdecido
hollando sendas de flores
suben hato y pastores
en el silencio dormido
del amanecer incierto.
Trepan la frondosa varga
tras la noche tan amarga
de truenos y desconcierto.
Ramonean brotes tiernos
entre las hierbas mojadas,
cruzan campos y majadas
cabe enebros y aladiernos.
Cayado en la diestra mano,
zurrón cruzado con flecos,
vuelven sonidos los ecos,
réplica a bestias y humanos.
El balido de las reses
rebota y parte del suelo
y se eleva recto al cielo
cual si llanto, cual si preces.
Duro tránsito cansino
en la primavera tarda
sobre la greda gris parda
del empinado camino.
Cubren la frente sudores
cuando a la vista del hato
aparecen cual fielato
un águila y dos azores.
Una piedra rauda sale
de la honda de un pastor,
de lleno alcanza un azor,
una sola piedra vale.
Queda el ganado paciendo
en la ladera serrana,
avanzando en la mañana
sigue el sol alto subiendo.
Un vibrante caramillo
suena en la pina colina,
a la sombra de una encina
se entretiene un pastorcillo.
En su cenit está el sol
cuando el hambriento chiquillo
abre su pobre atadillo
rojo como un ababol.
Saca del zurrón un zato
y un pedazo de tocino
secos cual cuero de vino,
como suela de zapato
y mirando con fijeza
el duro y parco alimento,
sin gemido ni lamento
hunde en ellos la cabeza.
Muerde con hambre atrasada
mientras apenas respira,
come en silencio, suspira
con cadencia acompasada.
Tras dos sorbos de agua fresca
y un pedazo de membrillo
prende fuego un cigarrillo
con pedernal y con yesca.
No calma el hambre ni engaña
sus sentidos con miserias,
carne para él son ferias
y las ferias son extrañas.
No le consuela tampoco
que otros más lo pasen mal,
¿ Los problemas del zagal?
¡Quiere vivir sólo un poco!
Y allí, perdido en la sierra
entre los altos alcores,
sólo fríos y calores
son muerte sobre la tierra.
Por cama tierra y matojos
y una ligera frazada,
por techo noche estrellada
o nubes sobre sus ojos.​

AQWA 19/11/93​

 

Sabes, "Ángel Felibre" que me ha encantado este poema aromanzado, con sabor campestre, que me recuerda los tiempos de mi niñez. Te dejo por él mis estrellas y felicitaciones. Recaredo.

 

Los que hemos vivido en el campo, aunque sea temporalmente, soñamos....

 

Gracias por tus palabras de aliento Antonio.

 

Excelente relato en muy logrados versos!! Honores a tus letras.

Saludos!!

 

Gracias por vuestros comentarios y por leerme.

 

me a encantado tu poema llenos de recuerdos,Angel Felibre,besos

 

Con esas evocaciones tan bucólicas y pastoriles me has llenado la tarde de fragrancias campestres y de armonía. Me parece un poema muy hermoso y muy logrado. Me encanta.

 

Salvo por verso del cigarrillo, pude imaginarme a Pedro pastoreando sus cabras. Se respira el aire puro, la hierba bañada en rocío y se pueden ver las laderas de una montaña que ofrece una vista interminable de valles multicoles.Bellas imágenes pastoriles.Saludos cordiales y estrellas para ti.

 

Bello poema costumbrista, me ha encantado ¡¡¡¡Y leido y asimilado!!! demasiado Zagal.... saludos y todas mis estrellas, te mereces más, pero solo son cinco:::banana:::Leire

 

Gracias Leire. Es un honor para mi que gusten mis trabajos.

 

lindo poema me haces recordar los bellos momentos en el campo pasar,
felicidades...

 

Me alegro que te recuerde momentos bellos.

 

Hermosas imàgenes y sensaciones nos llevan de la mano a la vida del pastor y sus instantes.

Un gusto leerte poeta.

Cordiales saludos

 

Me salió como una pedrada en un ojo.

 

Estrellas todas, amigo Ángel. Me ha encantado el ritmo que le das a este poema bucólico y evocador...
Felicidades por este buenísimo poema.
Un abrazo.
Xosé.

 

De nuevo agradecido por tus palabras Xosé. Espero pronto una tuya en tu lengua.