En picada

Siento una amargura que envenena
mi cuerpo.
Ya mis sueños escaparon de la preocupación
de mi desordenada cabeza y el cansancio
debilita mis responsabilidades.

Cada día, es más difícil ordenarle a mis ojos que se abran
y a mis piernas que sostengan mi peso.

Cada día, siento sobre mi cuerpo la lluvia acida quemándome la piel.

Cada día, un día menos.

Me enveneno al observar tanta locura.
El exterior se alimenta de mí.
Me consumo lentamente y el ardor es insoportable.

¿A dónde se han fugado esos sueños placenteros de cada noche?
¿A dónde?
Quiero sentir que todo se encuentra bien.
Quiero encontrar todo lo que he sentido
y que ya se fue.

Todo es oscuro si cierro los ojos.
Y todo es oscuro si los abro.

La diferencia entre el dormir y el despertar,
no existe en mi. Ambos son negros sólidos.

¡Mundo parásito!
¡Mira lo que has causado!

Te alimentas descontroladamente de mí
porque sabes que soy débil,
fácil de penetrar por mi delicada piel,
y te aprovechas hasta secarme por dentro
dejándome sin nada.

Vacía.

Solamente con el eco de tu ambición.

-Yuridia Cazares Fonseca

 

Hermoso y profundo tu poema fue grato leerte.

 

Muy altruista, que forma mas impecable de dar a conocer tus sentimientos... Gracias por tus palabras es fascinante como logras envolver con gran facilidad.... gracias...

 

Muchas gracias. Habia dejado de escribir debido a la falta de tiempo. Pero he regresado y decidido sacarlo todo afuera.

 

Triste y profundo, pero bello.