Encuentro

Relamiendo la sangre de tus comisuras,
Sonriendo despóticamente desde las sombras,
Tus uñas brillantes como la luna,
Y un cuerpo inerte a tus pies,

A mi lado el lobo solitario salvaje e indómito,
Con desdén os observo,
¡Tu nosferatu ridículo y pretensioso!
¿Acaso te atrevéis a retarme?
El tiempo era nada cuando yo caí del cielo,
¡Nada podéis hacerme a mí!
Natural del infierno...

Más veo que tu semblante ha cambiado,
Al fin me reconocéis y por ello no te destruiré,
Que aún tus magníficos poderes de nada servirán,
Conversemos si eso os satisface....

Traed tu alimento si así lo preferís,
Que el mío os he tomado cuando vos naciste,
Entre lunas inmemorables, entre oscuridades insondables,
Ahí me encontrareis.... no contaré la historia de los tuyos,
Pues sería recorrer lastimeros episodios,

No temas a mi sombra que nada os haré,
Solo dame el hechizo de tu presencia,
Admiraré la belleza del mal que habita en tu interior,
Solo eso y nada más,

Criaturas de la noche nos llaman,
El mal concebido,
Pero dime amigo mío...
¿Quien podrá comprender la soledad de nuestros corazones?
No es nuestro capricho vagar entre las sombras,
Solo somos lo que somos,
Por Él y nada más....

Y aquí como viejos compañeros,
Como antiguos conocidos platicamos esta noche,
Con rasgos elegantes después de alimentarte me examinas,
Y en esta luna de plata a mis espaldas lloras...

Nunca creíste que escuchaba tus miserias,
Nunca te percataste que te he seguido desde siempre...
Y ahora estas aquí frente a mí....

Yo que se de pompas celestiales,
Y de Orgías infernales...
Nada podré hacer por ti...
Porque nada tienes que ofrecerme...

Así que…
Sentémonos solamente,
En la torre de esta catedral,
Y admiremos nuestro reino,
Suspiremos por lo que perdimos,
Tu en la tierra y yo en el cielo,
Y nada más...

Que al comenzar el amanecer me iré,
Volveré a mi reino y tú a la tierra...
Sonríe hermano mío, Hijo mío...
Que esto aún no esta por terminar....


Lord Vélfragor

 

son encuentros para siempre y eternos en nuestra vida. con la muerte, con dios, con el diablo, encuentros que enmarcan nuestra fe y nuestras historias las de los demás.