Eneas

No dejes que otros te líen,
no escuches palabras hirientes,
habrán de morderte sus dientes,
no vayas a donde te guíen.

Serán como todos, que ríen
si tú sollozando te sientes
y por liberarte les mientes
y entonces jamás ya se fíen.

No temas pues son muy cobardes
intentan hacerte llorar
y firme tú debes estar.

Firmeza despliega en alardes
y saca de adentro tu brío
no habrán de vencerte, bien mío.​

 

Sigo con el de hilo de rima de Luciana, en patrones de rima de octava real.

Le llamarán libre albedrío
cuando la libertad te amarre
con un trabajo y cuanto crío
de madrugada se acatarre
causándote ese desvarío
insomne que es un aquelarre
en tu cabeza que se agita.
Y en un soplo, un hijo te imita.
​

Puff... ha salido bajoneante. Pura impostura, aclaro.

 

Muy bueno y en ritmo anfibráquico lo tuyo (siempre me ha parecido el más natural para el eneasílabo). Un gusto que te hayas pasado por aquí.

 

Coincido plenamente.

 

Silencio tenaz, resistente,
coraza tan dura, cerrada,
no deja que vea tu helada
esfera de voces naciente.

Se oculta arrogante tu mente.
Yo busco incesante la entrada,
mas es toda lisa sin nada
que ofrezca una leve vertiente.

Rodando en esférica angustia
te pulsa sin una palabra
no habiendo herramienta que la abra.

Me muestra tan solo una mustia
imagen que flota con giros
veloces, zumbantes reviros.

​

 

Volviendo al tema del ritmo machacón, me parece que una solución de compromiso -respecto de lo que se observa con los anfibráquicos- puede ser focalizarse en hacer tónicas solo las sílabas pares. E incluso, creo que si se mantuviera siempre la sexta como tónica (algo que no hago aquí en todos los versos), aún mejor.

Figura lánguida, bailaba
lo que nos baila el sol cayendo
en manos de una nube muerta.
Su rostro nos verificaba,
sin pausa, el tétrico crescendo
de la ascensión hacia la puerta

que no quisiéramos abrir
y que un reloj, en su insistir
con manecillas vueltas años
nos borra, sabio, los peldaños.​

 

(Desde una perspectiva clásica no estará bien visto este romance en el que mezclo estructuras eneasilábicas, pero me gustaría conocer sus opiniones. Porque me gusta Cervantes, en esa forma irreverente de estructurar en sus sonetos que le da dinámica al lenguaje, le da más expresión, y ya que estaban hablando de monotonía, me pareció pertinente)

Que nada nos torne en huraños
para intentar torcer el viento,
para describir emociones
tomar a merced del pescuezo
de modo visceral la vida.
Entre silencios soy confeso
por este crimen cometido,
por delinquir herido rezo
contra el "monasterio" y distancias
diez salves, más diez padrenuestros.

​

 

Opino como vos, estimado. A veces, la adherencia a, y el uso excesivo del ritmo ocultan otras falencias y/o evitan esa pausa reflexiva, casi Borgeana, que nos pudiera ofrecer algo un tanto intimista, otro nivel de riqueza.

Gran saludo!

 

Me observan, quietos, mis ancestros
desde la sepia triste y fiel.
No se si fui como Manuel,
mi abuelo “gaita”, aquel de nuestros

perfiles de timón, del “vuestros”,
“vosotros”, velas y espinel.
Es humo críptico el papel.
Se esfuma el rostro como estros

en las estrofas moribundas
desde el recuerdo en mi pared.
Lo miro, siempre nos miramos.

Mi sepia joven no confundas
con esa, un siglo a la merced
del tiempo. Juntos, nos velamos.
​

 

Raíces que juntos velamos.​

Contornos que se pulverizan,
en algo informe finalizan,
en silencio nos afirmamos.

Las voces distantes son ramos,
vibrando la sangre matizan,
con cantos profundos deslizan
lo nuestro en borrosos reclamos.

Se ensambla en esta soledad
con un aspecto indefinible
la figura que nunca pierdo,

que resulta de la heredad
de roja vida perceptible
en la morada del recuerdo.​

​

 

Existen delirantes cuerdos,
las lunas que los lobos callan
y pájaros alzando vuelo
con sueños nada más, con lerdos
plumajes y picos que hallan
el modo de trinar desvelo.

Hay imposibles y hay hazañas,
misterios y certezas muertas
junto a un fusil en las trincheras.
Hay sendas como telarañas,
sus horas tétricas e inciertas.
Reina lo absurdo aunque no quieras.​

 

Me cuesta escribir los eneas
por que muy difíciles son
prefiero cantar otro son
que sea muy fácil y veas,

que cuando yo prendo unas teas
y empiezo a bailar este son
de rumba o de salsa canción
muy fácil el cuerpo meneas.

Y se arma la bulla bonito
y entonces no canto, yo grito
canciones de corte cubano

y así me contesta el hermano
que sabe la rima cantar
y viene la noche a alegrar.
​

Perdón que no inicié con "quieras", pero me salió de pronto y no quise tener que cambiar.

​

 

Con Eneas, hoy no me inspiro.
Y mi numen ríe en rincones
de anaqueles rotos, vacíos
de mis libros con los que aspiro
a salir, vencer mis axones
de sinapsis sin atavíos.

Y no encuentro luz, o un papiro
de mi vieja Musa. Los dones
de encabalgamientos impíos
me ofrecen, de alivio, un suspiro:
me dirán, “habrá tropezones,
pero al cierre llegas sin líos”.​

 

Estoy encerrada, sin líos.
Mas quiero salir de mi pena.
Tú tienes cantar de sirena
que quiere mandarme a desvíos.

Te sigo enredada en navíos
mas temo que encallen la arena
por islas como una condena
que solo me cause extravíos.

El miedo es pesado grillete,
me tiene encerrada, sombría,
quisiera romperlo bravía.

Y así navegar al garete
sin guía, compás, ni timón,
siguiendo nomás mi ilusión.


​

 

Parece un raro diapasón
el golpeteo de este Eneas.
Es tango corto y muy moderno
para mi estilo de matón
de barrio y de cadencias feas.
Tal vez requiera el buen cuaderno

del bello adorno, el empellón
hacia un jardín donde azaleas
verbales pintan ese tierno
y dulce cuadro de algodón,
sin la sustancia de las teas
de horror ardiendo en el averno.​

 

Un eneas de largo invierno
del nevado baúl de olvido,
cuya muerte de lo vivido
guardo gozoso en mi cuaderno.

Porque este film parece eterno
es que encriptado ostento urgido
las capturas del bien perdido,
son esquirlas por las que hiberno.

De lo que siento quedan huellas;
de los pasos dados, escombros;
y todo pesa en estos hombros.

Acumulando más querellas
draga el cuaderno sus secretos,
aguas turbias de mis sonetos.


​

 

Mucho se habla de los catetos,
que son un bochorno total,
una cosa pueril y obtusa,
palurdos, zopencos, paletos,
que en brutez ganan el Mundial…
me pregunta entonces la Musa:

Si la suma de los cuadrados
de los catetos es igual,
dicen, al de la hipotenusa,
¿por qué a muchachos preparados
les resulta un brete fatal
entender para qué se usa?​

 

Pitágoras hizo gran fiesta
cuando planteó la ecuación
a cien bueyes dió ejecución
e hizo sonar así una orquesta.

Al fin encontró la respuesta
del triángulo recto en acción
entonces halló la ocasión
para resolver peripuesta,

toda la cuestión geométrica
ya pudo medir apotemas
siempre para aquellos polígonos,

pues se le mostraba muy tétrica
cuando al enfocar esos temas
inquirir solían epígonos*.
​

*Epígono: Persona que sigue las tendencias artísticas, filosóficas o científicas de un maestro, escuela o generación anterior.

​

 

Espero paciente los trígonos*
plasmarme una clara respuesta
para pronto instarle a esta testa
a entender el tema “polígonos”.

Mis giros serán los perígonos**
de mi torpe y muy manifiesta
zoncera, porque esto me cuesta.
Ya no existen más los epígonos.

Los hay regulares, perfectos,
simétricos, muy puntiagudos.
Y los hay de formas extrañas,

torcidos, con muchos defectos,
de teoremas peliagudos
con tufillo a viles patrañas.
​

* trígono: m. Astrol. Conjunto de tres signos del Zodiaco equidistantes entre sí. Cada uno de los cuatro grupos formados de este modo se consideraba de naturaleza y calidad análogas, respectivamente, al fuego, al aire, al agua y a la tierra.

** perígono: Este ángulo es simplemente el de 360 grados, aludiendo en este caso al razonamiento circular.

 

Tu silencio viene y me engaña
esconde el decir soñoliento
pues guardas de mí ese momento
y tejes sutil telaraña

de versos con toda tu maña
y luego los muestras violento
cantando las rimas contento
que a mí de pesares restaña.

Que dulce la vida florece
me colma de dones, tus versos,
que son suaves dulces y tersos.

Así la alegría en mí crece
y canto canciones de arrullos
cuando tú me cantas los tuyos.

​

 

Dijo, “los errores son tuyos”,
Y era inapelable verdad:
Haberla querido sin fin
y amando los defectos suyos
-por más que la creí deidad-
para su impiedad fue un festín.
​

Es notable observar, creo, que obviarle el ritmo completamente, como en este caso, produce resultados auditivos -opino- poco deseables.

 

No le hayo principio ni fin
pues siempre ando en busca de amores
mas siempre me causan ardores
pero si me faltan es ruin,

pues yo no me encuentro alma afín
que logre aliviar mis dolores
y envuelva en un manto de flores
mi triste existencia al confín.

Y me quedo viendo estrellitas
y busco una bola en cristal
a donde se limpien mis cuitas.

Mas creo que ando muy mal
habrá que cambiar derrotero
dejar de buscar otro alero.​

 

Nació en el clima de febrero,
ese del blanco manto helado
sobre un invierno extenso y triste,
cuando se prueba que el tintero
del desarraigo sigue airado
sobre el papel que preferiste

forjar, de nómade y viajero
inagotable a un mundo ansiado.
Y vino intacta, como existe
el brote mas audaz y fiero
en la pradera que han arado
tus años plenos que me diste.​

 

Escucho tu voz que quisiste
guardar en secreto tenaz
mas la abriste a mí tan locuaz
no sé, pero al fin concediste

regalar la flor que me hiciste
con ese arte suave y fugaz
que a mí me produce solaz
pues en mi alma amor aún existe.

A veces te pierdes esquivo
y en oscuridad me revuelvo
y mi soledad no resuelvo

que es solo por ti que yo vivo
tan solo en ti entiendo la vida,
tu voz su calor me convida.​