Están

Están quienes abrazan la cucaña
las manos victoriosas con la arena
le agregan a su fuerza, algo de maña:
su meta no es llegar, es la faena.

Y aquellos que transforman en maraña
la simple longitud de la cadena
cuando orbitan la propia telaraña
trocando el albedrío en su condena.


De fondo el celestial titiritero
promete un Burger King sólo accesible
para aquellos que absorben su chatarra.

De rezagos predica un funebrero
comprando de ocasión al ser fungible
para un Dios metalúrgico de farra.​

Se ríe el viejo Parra
advirtiendo el reflejo del infierno
en los ojos cerrados del Eterno.​