Futuro imperfecto

Los pájaros son ingenios de acero, ya no migran.
Pago mis necesidades con plástico duro,
una tarjeta de color azul, sin rostro.

El médico explica algo en un panel comunal,
sus tres minutos de luz fulgen,
pero ¿a quién iluminan?

Soy un árbol de piel ajada,
un pensamiento sin madre que no sigue el surco unánime de los invictos,
disparos de neón en las esquinas y un lenguaje binario de resortes metálicos
como un boquear de pez en el terrazo.

Tú tendrás hijos in vitro,
el niño rubio y la niña morena, quizá.

Alzaremos las copas los días de guardar
-el seis de octubre San Circuito,
el veinte de abril la Santísima Píldora de la felicidad-.

Las playas de arena sucia con desperdicios de coltán,
el cielo es un mosaico virtual donde viven los ojos del dictador,
en las terrazas de los bares dialogamos con palabras mudas.

Perdóname, si desde la almena el vigía que soy descubre una verdad,
ochenta años de silencio en un párpado que se derrama como un alud.

Existen ejes, botones incoloros que necesitan un índice leal,
la mecánica es una biela hipertrofiada que encoge el corazón.

Es tan difícil negar el aliento del futuro,
decir NO al latido de la máquina,
decir NO al rebaño de la especie,
decir NO al chip que envenena los sueños,
responder con un gran NO al Dios de la Inteligencia Artificial.

 

Talvez las maquinas escriban poesía. Pero nunca como tu poesía. Nunca . En algún punto he visto programas que cuentan las silabas, te dicen el tipo de rima y el tipo de verso que usas, y eso me decepciona bastante, quienes hacían poesía de la buena, Lorca, Quevedo, Octavio Paz, contaban con sus dedos y con su oído elegían que versos usar y si era de diez silabas o doce pero su oído les decía que era de once era de once o se tomaban licencia poética o les importaba poco lo que opinara un criticón. En fin, me gusto mucho el poema radiológico .

 

La ciencia /tecnología es uno de los cuatro paradigmas imperantes, junto con la política, la religión y la economía. No podemos evitarlos y de hecho los usamos. La clave está en no permitir que ordenen la realidad que queremos, o que ellos nos usen. Nuestras palabras son importantes, nuestros pensamientos, y la decisión acerca de cómo nos queremos sentir. Estamos educados para dejarnos arrastrar por los sentimientos, pero la verdad es que es posible decidir de qué manera sentir y comportarnos.
Tu obra me hace pensar y eso lo celebro, amigo.
Sos profundo y al mismo tiempo claro de conceptos.
Un abrazo y feliz lunes.

 

La poesía es el alma de la vida, así lo entiendo yo. El mundo que abarca la poesía es enorme, puedes hablar de los microbios de una gota de agua o del misterio insondable del universo. En un futuro robotizado es improbable que la poesía tenga un sitio y si lo tiene será un estribillo fácil que agrade y no confunda. Un jingle, tal vez. Vivamos el presente y disfrutemos de lo que aún nos queda de humanidad. Un abrazo y mil gracias por comentar.

 

Estimado, Maramín. Las tarjetas y los móviles son el presente, lo que vendrá después tendrá algunas cosas buenas, nos facilitará la vida, pero lo más probable es que nos haga menos libres. Un abrazo y gracias por la visita.

 

Bastante de acuerdo con lo que dices, Cecy, el problema es el uso de esas nuevas tecnologías y la manipulación que conlleva. Creo que no somos conscientes de que renunciamos a nuestros principios y a nuestras libertades por tener una vida más fácil, tengo bastantes años, y cuando pienso en mi juventud sin móviles, ordenadores, redes sociales, wassap.. añoro la libertad que tenía. Es posible controlar y no ser controlado pero si usamos las nuevas tecnologías y lo que vendrá, con frecuencia estaremos más en el segundo caso que en el primero, pensar lo contrario sería una ingenuidad. Bueno así lo veo yo. Un abrazo, y gracias, a mí también me has hecho pensar.

 

Los árboles seguirán siendo árboles y cuanto más ajada esté su piel más sólidas son sus raíces.
Es imposible ir contra corriente cuando es un tsunami el que nos enfrenta y, a veces crea inseguridad ese futuro imperfecto eso es cierto pero, seguro que esas raíces fortalecidas nos enseñan a comprender que no sólo Don Quijote luchaba contra los molinos de viento. Todas las vallas están para ser saltadas y cuando el cuerpo no puede, la mente nos aporta recursos.
Y si todo eso falla... pues ¡a quién le importa!

Me ha encantado cruzar al otro lado de tu pantalla.

Un gran abrazo!

Palmira

 

Me gusta tu optimista visión del futuro. A ver si tienes razón. Gracias por comentar y un abrazo.