Hambirientos.

Los rostros despostillados
cubrieron el paso de los días
envueltos en sudor
en sinsabores del alma
en decepciones de canto roto.
¡Nada hubo de verdad!
Las promesas interfieren
necias y trepadoras.
Se visten de realidad ámbar
y comen el hueso.

El despertar es la muerte
que invita a caminar
y llena de vida arroja lágrimas
candentes, antiguas, rotas
mancebas en pecado.
Espíritus vivos, cazadores
de un remanso, de un mendrugo
condescendiente y sabio
que devuelva los silencios
que se gritan en el corazón.

¡Nada hubo de mentira¡
La verdad fue disfrazada
y ahora tras mascarada necia
en rostros despostillados
el Universo palpita viviente.
Al paso de los temores
se siembran campos floridos
medias lunas, mares en cielo
rutas en el viento, placer y risa
mientras se devora el hueso…©

 

Bello, hermoso, un brillante trabajo muy bonito.