Juguetes.

Controlando mi furia, me hago mañoso.
Perito, profesional, experto.
No estoy ocioso.
Me da coraje, a veces, que me malinterpreten.





Pero vistos desde fuera, somos todos preciosos.


La gente me dice: ¡ Vete !
A enemigo que huye, puente de plata.
Una retirada a tiempo, es una victoria. Diría Napoleón Bonaparte.
Mi casa, teléfono... Suspiraba E. T., el Extraterrestre.


¡ Datos, más datos ! Pedía el robot Cortocircuito, que tenía aliento de vida propio.


Leía los libros en apenas un minuto.
Era una raza tecnológica.
Una unidad biológica informática, que aprendía por sus propios medios.
Juanito 5, se llamaba. La última versión de sí mismo, mejorada con creces.


Se hizo de oro, y fue ciudadano americano. Aceptable, entre las tribus diversas.


Yo me abstengo...
Me aparto.
Me escondo.
Y así, me parto, me troncho y me mondo. Qué risa, tía Marisa.


Todos somos juguetes.

 

No hay palabra mal dicha, si no mal interpretada.

Un globo, dos globos, tres globos... la luna es un globo que se me escapó.

Un saludito.

 

Y el cuarto globo, es el Sol.
Que es más grande.
Y el planeta Tierra, es minúsculo.
Y los seres vivos, con más motivo somos migas de pan.
Para un bocata que se come Dios, en sus desayunos.
Un bocata de Nocilla, que es leche, cacao, avellanas y azúcar. ¡ Nocilla !