Maldita voluntad

Una mirada pícara y traviesa, como estrella fugaz que es bella y escurridiza, que escapa de tu vista sin primero deslumbrarte.

Y estableces contacto directo desde tus labios a los míos, con esos labios tan pequeños y malvados pero que son miel para aquellos que te han probado y espinas de rosa bella para los que te han amado.

No es lo delgado de tu imagen lo que hace revivir mis fantasías, son tus curvas interminables que contaminan mi imaginación, con deseos impuros y formas raras de hacerte el amor.

No somos animales aunque a veces lo parezcamos, tampoco nos amamos como la comida y la sal, somos antagónicos en nuestras aventuras pero siempre nos vestimos con la cama y el tirar.

Tienes expresión de inocencia y atractivo de tigresa, me cautivaste desde el inicio con tus historias y tus juegos a ser niña. Siempre he sido tu preso y nunca me dejaste volar.

Ahora que no te veo, no te he olvidado, ahora que no te tengo no te he dejado de soñar, cuando quiera puedo buscarte entre basura y jazmines, pero ya no es seguro que en esas veces, otra vez, te pueda encontrar.