Mareado

Camino ebrio bajo de la diosa redonda,
y de los ángeles en llamas, alzo mi botella,
y les invito un trago, mis piernas fallan y caigo.
El viento acaricia mi cabello, yo le vomito en la mano.

Río, canto, lloro, a los pies del árbol sin sombra.
Sensación, mareo, caos, mis piernas, embriagado.
Me sacudo los codos, y voy hacia mi fúnebre casa,
no puedo hacer otra cosa más que dormir en silencio.

 

Bravo!! Me llevo el ultimo verso de la primer estrofa.

Besitos de fresa desde este lado del charco,

 

Segidor de Bukowski, debe estar regocijado en los su particular
infierno, bravo por tí, amigo Hugo, admiro el valor de ese poeta,
que narra no de lo interior, sino, desde adentro, desgarrado,
saludos y mil bendiciones, desde Panamá.