María

Es domingo y yo
ya te quiero desde el lunes.
¿Qué te digo?
Que te miro con los ojos
que nunca te han mirado
más allá de sólo dos pechos,
en el vientre un hijo.
Que te hablo con el silencio enamorado
con las palabras que nunca nadie
ha dicho.

¿Qué te digo, María,
qué te digo?
Cuando mis ojos
asoman por la cerradura
de tus grandes ojos negros
y, poco a poco, te veo desnuda
y resulta que no hay duda
los tuyos son los más bellos.

¿Qué te digo, a ti?
Que soy un gato jugando
con la madeja de tu pelo.
La fruta madura sobre la mesa.
Que soy el agua de tus manos
mirando su reflejo.
Azúcar de tu piel morena.

¿Cómo te digo, María,
cómo te digo?
Que en el infierno
se nombra al amor
como el múltiplo de nuestros pecados
más la suma de nuestros nombres.
Entonces que el amor nos agarre confesados
porque, tú y yo, somos pecadores.

Es hoy y yo, María,
yo ya te quiero desde siempre.