Matices

Tu silueta trasnochada
y tus pasos a destiempo,
no combinan con mi vida.
Te lo digo.
¡Es cierto!

¿Y que hay de tus manos azarosas?
juegan un importante papel,
sucumben los rincones
que estremecen mi piel.

Pues no confundas mis palabras,
hay mucho engaño en lo cierto
tu lejanía esta presente,
en este vasto desierto.

¿Qué no he de pedirte,
que no haría yo por ti?
Te buscaría en los rincones,
de aquel insensato infeliz.

¡Pero ha de ser mi culpa,
por haberme enamorado!
De esos ojos taciturnos
que nada inspiran,
más que un vacío profundo.

Y es que me he mirado
enfrente de ese espejo,
mi reflejo está empañado
aunque un ciego podría verlo.

Ignora mi llanto copioso,
son las melodías del transeúnte,
que camina a pasos agitados
por complacer sus deleites.

¡Observa la hora! No me había fijado,
pasan más de las seis,
las nubes se han juntado.
Es tiempo de llover.

Sorbo el café desde mi cama
donde muchas noches te he pensado.
¿Tu has sentido los mismo?
¿Ó el sentimiento es insospechado?

Inadvertida te he escrito
más de mil cartas,
todas con el mismo remitente
pero no me he atrevido a enviarlas.

Quizá algún día las encuentres
debajo de la almohada,
o quizá solo están en mis pensamientos,
incautos y sin esperanza.

Espero no te asombren mis palabras,
sólo me encuentro divagando,
es que la ventana está abierta
y la nostalgia se ha alojado.
​

 

A veces ocurren esos amores. Pero lo mismo no hay que cerrar la ventana.
Saludos y felicidades para ti.

 

Una nostalgia que deja todo el paisaje de esa tristeza con la que escribes, un gusto leerte, saludos cordiales.