Me quiebro

La soledad invade a mi cielo,
nubes,
y estrellas,

sueños de un dueño roto,

yo, como un infierno andante,
único y lamentable,

aún lamentando,

más que la similitud de mis noches,
la cadencia eterna de mis días,
grito de ansias,
de interno desapego,
en las que me veo sucio, lóbrego,
con un dolor que punza
a mi maltrecho corazón,

pasos que pierden camino,
que se pierden
en algún desierto imaginario,
desolado,
colapsado de soles que secan,

de esos pasos
que en las noches se sienten,

aún más fríos,
aún más lejanos,
aún vacíos,

vicio que me enmudece el alma,
la luna,
admirar su melancolía,
apreciarla,
verla aún tan risueña,
el firmamento finge
que acompaña a su brillo,

aún ella se encuentra
dolida por su amargo destino,

caen sus lágrimas
y me impulsan a beber de su néctar,

cristaliza mis sentidos,
inmortalizados en mi pecho,

materializa la avaricia en una daga,
refleja la tristeza del vacío,

admiro las nostalgias de mi último sol,

olvidando,

doy un paso,
ilusionado
con un todo que en su martirio cese,

y me quiebro junto al presente.