Memorialisa

El portón que tapiza nuestro íntimo candado podría cabalgar las alamedas
por la estela de pies donde habita nuestra vida más lejana
y se encubre un naufrago perdido entre dos mundos.
Ahí donde las olas se buscan y se desconocen como partes diferentes de mi vuelo,
como dulce esencia contagiosa detrás de mi sueño más urgente,
como pedazo de hielo marchito que aprisiona nuestra boca.

Ahora cantarán las aguas su paso de nubes que se pierde entre mis puertas,
entre el arriba y abajo donde mis palmas se estiran como viejos árboles en luto,
en el relámpago cortado por negros sorbos de azúcar,
en la palmera de incienso que se incendia detrás de algún suspiro
y sobre todo en las palabras que me ahogan la mejilla.

Pero este cuerpo trashumante se derrama sobre el sol
porque la noche tibia escribe los telones donde estuvieron las palomas
y el umbral de lagrimas que perfora nuestra sangre aún barre las cenizas.
Por eso van quedando los atajos de la piel, la fruta aguada que guardó el invierno
para pulirnos la memoria que muere en una estrella.

 

Preciosos...conmovedores tus versos amigo...me gustaron mucho!
Te abrazo con todo mi cariño...

 

Las tristeza guia este escrito... Lo cual lo hace fuerte... Un gusto

 

Excelente poesía. Bienvenido al portal.

Te saludo.