Modestia.

A veces, soy. Otras, no.
Me enciendo y me apago.
Tengo metas volantes, en esta vida.
Como en una carrera del ciclismo, en el Tour de Francia.


Me gustan los hijos. Que puedan emerger, como las islas del Mar Caribe.


Comerme el queso antes de que se estropee y sepa a rancio.
Cocinar con tino. Hacer del Amor-Bondad, un mundo.
Convertir al Dios profundo, en un hogar, dulce hogar.
Como Pedro por su casa.


Quiero que el Señor sea vigoroso y macizo.





Como un cuerpo celeste. Un planeta; un ángel gordo y enorme; un bebé rollizo.
Y que todos unidos, seamos un pueblo.
Humanidad, y todos, vecinos.
Aldea global o Internet, que es una red de redes. Como España, que es una, grande y libre.


Yo quiero ser, para el Creador, la modestia.


La virtud que lo aparta de las bestias.
Y que no se enoje a menudo, ni rompa vasos y platos.
Que sea cortés y valiente, mas dulce en el trato.
Y mujer varonil, en definitiva.


¡ Ándele, ándele ! ¡ Arriba, arriba !