Ofrenda

No puede ser música;
esa danza amarga,
sobre mi voluntad plateada.

Me abrazo a ti,grisazul,
melancólica costa,
de mi atlántico.

Oí el llanto de un poeta,
sus labios rimaba,
extraños movimientos.

Lo sonidos del silencio,
un verso muy despacio,
me acercaba.

Cuando hay guerra allí en cielo,
el grisazul,como altar, recibe,
las ofrendas.

Los rezos de una madre,
resuenan como orquesta,
enfureciendo las olas de los
mares.

 

Amiga Hortencia, que hermoso tu poema, allí plasmas , la belleza de los sonidos del silencio...inspiración bien fortalecida, la costa de tu atlántico pronto sera esplendorosa y llena de felicidad...
Te admiro, desde mi aposento alto, envió mis ofrendas para que suenen como orquestas.
Un fuerte abrazo

 

ES HERMOSO TU COMENTARIO iVAN LLENO DE esperanza. un abrazo tan grande como mi atlantico.