Oscurece...

En la mística penumbra del ocaso...
cuándo el cielo, uniforma sus colores,
se percibe un surgimiento de rumores
"in crescendo", lentamente, paso a paso...

Son los grillos, con su aguda melodía,
los que afinan monocordes instrumentos,
que incorporan suavemente, por momentos,
variaciones a su propia sinfonía.

Los timbales , que ejecutan con acierto
multitudes de batracios laguneros,
nos percatan que la luna en el estero
acompaña con sus brillos el concierto.

La lechuza, con su vuelo de avería,
introduce cual redoble de escobillas
en plumífero vuelo, a hurtadillas
un chistido de su magra batería.

Los coyuyos, pequeñitos, refulgentes,
iluminan esta orquesta vespertina,
que en un ritmo sincopado, la retina
los aprecia como en viaje intermitente.

Y son más, los que se incluyen al abrazo
seductor y natural que los proteje,
y es su canto universal, el que entretejen
en la mística penumbra del ocaso...

 

Hermoso es sentir los sonidos de la vida silvestre. Un gran abrazo y miles de besos.

 

Mi querida amiga poetisa, muchísimas gracias por tus palabras. <Un abrazo.

 

Maramin, me honra la atención que dispensa a mis letras. Muchas gracias también por la observación, que como siempre será muy tenida en cuenta. Un abrazo Rodolfo.

 

Mi distinguido amigo, toledano y poeta. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo Rodolfo