Pariendo matanza

Las estelas que antes fueron promesa,

ahora incendian cada vestigio,
de un prestigio que se envenena lentamente,

suplicios constantes,
se expanden como plagas,

apuñalan las almas,
a seres que no pueden
expresar como la oscuridad nos hunde,

matanzas de visceralidad espiritual,

porque toda idea es consciencia,

percepciones demacradas,

se descuartiza la libertad,
entre un caos que impone su guerra,

corazones secos,

último latido,
para esta tierra quebrada,

quedará una última daga en el suelo,

para que dios se mortifique.

 

Este poema refleja la desesperación de una humanidad atrapada en su propio sufrimiento, donde las promesas se transforman en desilusión y las ideas, en tortura. Cada imagen evoca una lucha interminable contra fuerzas que parecen aniquilar la libertad y la esperanza. La metáfora de la "última daga" es particularmente poderosa, simbolizando el fin inminente, no solo de la vida, sino de la propia creencia en la redención o el perdón. Al final, parece que no queda más que la agónica consciencia de nuestra fragilidad, como una última señal, un recordatorio de la caída que se avecina. En el silencio que sigue, lo único que permanece es la pregunta: ¿quién somos en un mundo donde la esperanza se ha desvanecido y la lucha es nuestra única constante?


Saludos Cordiales