Reflexión 124

Realidad terca, nunca dual,

ingenuidad sucia,

lo que vivimos,
es puro universo desvaneciendo,

cenizas de carbón petrificado,

este mundo está plagado
de injusticias y desgracias,

hace falta pensamiento crítico,

negatividad,
no positivismo

ni augurios inútiles,

asperezas por creernos bondadosos,

se nos incrustan nuestras mentiras,

como dolor,
como arrepentimiento,

nuestro corazón, entre fauces se desangra,
y aún creemos, por completa cobardía,
en un destino irrealizable,

creencia en la esperanza,
en una esperanza irracional,

accionamos nuestra desesperación,
cuando observamos
lo que nuestro inconsciente
vino advirtiendo,

nuestra peor pesadilla,

quiebran certezas,
las guadañas de una muerte hastiada,

por tanto mitómano perdón,
por tanta fragilidad lacerada,

el que no rechaza el error,
está condenado a ser el error,

maldecimos al maldito,
nunca condenamos al que condena,
somos el que tira la piedra,
y el que piensa que así reinará la felicidad,

facilidad para odiarnos a nosotros mismos,

facilitamos al temprano subyugamiento,
de todo aquel, que con ira,
contempla, a este edén,
regodearse entre destructiva fortuna,

pensamos que la calma es
siempre experiencia correcta,

errores habitan en todo espacio,
horror somos,
por no reaccionar frente al desastre,

por favorecer la mano del que crea,

y así, sin responsabilizarnos frente a la culpa,

la vida engendra un milagro más,

ahora toda existencia
acompañará, encadenada,
a todo ser despechado,

contemplará, hundida en tristeza,

la impotencia de un cielo
al que sus promesas parecía escuchar,

ahora, ensordecedor es el lamento,
por una verdad,

que nos disipa hasta congelarnos,

recuerdos que no lo serán,

luz moribunda, inerte oscuridad

inconmensurable fosa cósmica.