Un genio

La calle se ríe y se ríe,
y se sigue riendo.
Indolente,
como un demente.
De nuevo y de nuevo.

Él también.
Manchado de betún y sueños,
con la mitad de sus dientes.

Pasos van y vienen,
sólo se ven zapatos de alli sentado.
Entumecidas tus manos,
hoy no podrás lustrar muchos,
¿quién se detendrá con este frío?

Igualmente siempre alcanza para el
sánguche y el vaso de vino.
“Dios tiene
bondad y buena memoria,”
Se te escucha.

No usa excusas,
Ni necesita que nadie lo defienda.
Ni mate en su nombre.
Y yo agrego,
“Ni tú tampoco”

“Tengo dos manos,
una pierna.
¿qué puede faltarme?”,
sueles decirle a quien te compadece,
con sonrisa incompleta.

Frotaste el cuero y brilló el Sol de dos monedas.
Froté la lámpara esperando un genio,
y apareciste:
un simple lustrabotas.

Pasos que van y que vienen.
Discapacitado seré yo,
que en vez de pelearla allá afuera,
apenas te estoy escribiendo esto.




"el Sol de dos monedas": Las monedas de un peso tienen un Sol en una de sus caras.