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Vicente Aleixandre

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por lluvia de enero, 10 de Agosto de 2015. Respuestas: 1 | Visitas: 1500

  1. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

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    Vicente Aleixandre
    (1898-1984) Poeta español de la llamada Generación del 27. Vicente Aleixandre nació el 26 de abril de 1898 en Sevilla (España). Creció y se educó en Málaga, ciudad en la que residió con su familia desde que cumplió los dos años de edad. En 1907 se trasladó a Madrid, en donde estudió las carreras de Derecho y Comercio. A partir de 1920 ejerció de profesor de Derecho Mercantil. Cinco años más tarde tuvo que cesar toda actividad profesional a causa de un problema de salud, la tuberculosis renal. A partir de ese momento dedicó todo su tiempo a la literatura, comenzando su actividad literaria con “Ámbito” (1928) y sus colaboraciones en distintas publicaciones, entre ellas la “Revista de Occidente”. En el año 1935 logró el Premio Nacional de Literatura con el libro La Destrucción o El Amor.
    Cuando estalló la Guerra Civil, Vicente Aleixandre apoyó a la República, pero no se exilió a causa de sus problemas de salud, manteniendo durante todo el régimen franquista una postura independiente a nivel ideológico y político.
    En el año 1949 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española.

    Su trayectoria poética, influenciada en principio por el modernista Rubén Darío y por Juan Ramón Jiménez se enmarcó dentro del surrealismo con rasgos neorrománticos y enfoque panteísta, dominando como nadie el verso libre.
    Sus títulos más importantes son “Espadas Como Labios” (1932), “La Destrucción o El Amor (1935), la obra de prosa poética “Pasión En La Tierra” (1935), “Sombra Del Paraíso” (1944), “Historia Del Corazón” (1954), trabajo en el que varió su primera visión pesimista del ser humano, “Encuentros” (1958) y “Poemas De La Consumación” (1968), libro en el que, un ya añoso Aleixandre, enaltece la juventud con retazos surrealistas.
    Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977, que recogió en su nombre Justo Jorge Padrón a causa del mal estado de salud del escritor andaluz que le impidió trasladarse a Estocolmo.

    Aleixandre falleció en Madrid el 14 de diciembre de 1984. Tenía 86 años.



    Biografía: http://www.alohacriticon.com/literatura/escritores/vicente-aleixandre/



    ***************​


    DESPUÉS DE LA MUERTE


    La realidad que vive
    en el fondo de un beso dormido,
    donde las mariposas no se atreven a volar
    por no mover el aire tan quieto como el amor.

    Esa feliz transparencia
    donde respirar no es sentir un cristal en la boca,
    no es respirar un bloque que no participa,
    no es mover el pecho en el vacío
    mientras la cara cárdena se dobla como la flor.

    No.
    La realidad vivida
    bate unas alas inmensas,
    pero lejos —no impidiendo el blando vaivén de las flores en que me muevo,
    ni el transcurso de los gentiles pájaros
    que un momento se detienen en mi hombro por si acaso...

    El mar entero, lejos, único,
    encerrado en un cuarto,
    asoma unas largas lenguas por una ventana donde el cristal lo impide,
    donde las espumas furiosas amontonan sus rostros
    pegados contra el vidrio sin que nada se oiga.

    El mar o una serpiente,
    el mar o ese ladrón que roba los pechos,
    el mar donde mi cuerpo
    estuvo en vida a merced de las ondas.

    La realidad que vivo,
    la dichosa transparencia en que nunca al aire lo llamaré unas manos,
    en que nunca a los montes llamaré besos
    ni a las aguas del río doncella que se me escapa.
    La realidad donde el bosque no puede confundirse
    con ese tremendo pelo con que la ira se encrespa,
    ni el rayo clamoroso es la voz que me llama
    cuando —oculto mi rostro entre las manos— una roca a la vista del águila puede ser una roca.

    La realidad que vivo,
    dichosa transparencia feliz en la que el sonido de una túnica,
    de un ángel o de ese eólico sollozo de la carne,
    llega como lluvia lavada,
    como esa planta siempre verde,
    como tierra que, no calcinada, fresca y olorosa,
    puede sustentar unos pies que no agravan.

    Todo pasa.
    La realidad transcurre
    como un pájaro alegre.
    Me lleva entre sus alas
    como pluma ligera.
    Me arrebata a la sombra, a la luz, al divino contagio.
    Me hace pluma ilusoria
    que cuando pasa ignora el mar que al fin ha podido:
    esas aguas espesas que como labios negros ya borran lo distinto.


    ***************​


    ETERNO SECRETO


    La celeste marca del amor en un campo desierto
    donde hace unos minutos lucharon dos deseos,
    donde todavía por el cielo un último pájaro se escapa,
    caliente pluma que unas manos han retenido.

    Espera, espera siempre.
    Todavía llevas
    el radiante temblor de una piel íntima,
    de unas celestes manos mensajeras
    que al cabo te enviaron para que te reflejases en el corazón vivo,
    en ese oscuro hueco sin latido
    del ciego y sordo y triste que en tierra duerme su opacidad sin lengua.

    Oh tú, tristísimo minuto en que el ave misteriosa,
    la que no sé, la que nadie sabrá de dónde llega,
    se refugia en el pecho de ese cartón besado,
    besado por la luna que pasa sin sonido,
    como un largo vestido o un perfume invisible.

    Ay tú, corazón que no tiene forma de corazón;
    caja mísera, cartón que sin destino quiere latir mientras duerme,
    mientras el color verde de los árboles próximos
    se estira como ramas enlazándose sordas.

    ¡Luna cuajante fría que a los cuerpos darías calidad de cristal!
    Que a las almas darías apariencia de besos;
    en un bosque de palmas, de palomas dobladas,
    de picos que se traman como las piedras inmóviles.

    ¡Luna, luna, sonido, metal duro o temblor:
    ala, pavoroso plumaje que rozas un oído,
    que musitas la dura cerrazón de los cielos,
    mientras mientes un agua que parece la sangre!


    ***************​


    HUMANA VOZ


    Duele la cicatriz de la luz,
    duele en el suelo la misma sombra de los dientes,
    duele todo,
    hasta el zapato triste que se lo llevó el río.

    Duelen las plumas del gallo,
    de tantos colores
    que la frente no sabe qué postura tomar
    ante el rojo cruel del poniente.

    Duele el alma amarilla o una avellana lenta,
    la que rodó mejilla abajo cuando estábamos dentro del agua
    y las lágrimas no se sentían más que al tacto.

    Duele la avispa fraudulenta
    que a veces bajo la tetilla izquierda
    imita un corazón o un latido,
    amarilla como el azufre no tocado
    o las manos del muerto a quien queríamos.

    Duele la habitación como la caja del pecho,
    donde las palomas blancas como sangre
    pasan bajo la piel sin pararse en los labios
    a hundirse en las entrañas con sus alas cerradas.

    Duele el día, la noche,
    duele el viento gemido,
    duele la ira o espada seca,
    aquello que se besa cuando es de noche.

    Tristeza. Duele el candor, la ciencia,
    el hierro, la cintura,
    los límites y esos brazos abiertos, horizonte
    como corona contra las sienes.

    Duele el dolor. Te amo.
    Duele, duele. Te amo.
    Duele la tierra o uña,
    espejo en que estas letras se reflejan.


    ***************​
     
    #1
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  2. Rei Regis Caceres

    Rei Regis Caceres Poeta que considera el portal su segunda casa

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    No conocía este insigne poeta. Gracias por traerlo a la claridad de mi visión poética
     
    #2

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