Mírame, envenéname, mátame, destrípame, y cuando el hígado empiece a resbalar por la cerámica, sácame el corazón, córtalo a la mitad, y por cada...
Un frío, tan irreconocible como nuestros pálidos y rojos ojos, resbala por nuestros ya desnudos cuerpos anulando todos y cada uno de nuestros...