Tu estatura de cristal, que adorna cada píeza. Tu enclave de piedras preciosas, que corta como el silencio seguido por una voz. Tu metáfora...
En los óleos de tu piel fecundos trigos me alimentan, para que estés tú llena. Tantas veces sin embargo, yo no sé de la hora que mi alma tuya...
He estado espiando tu marcha tras tu talle, en los surcos esquinados, tras bambalinas, donde nadie puede vernos hoy. Tus revólveres que disparan...