17.73.- Me asusta tu desidia

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Me asusta el inercia inexplorable
de las palabras que ostentan temor,
bajo la lupa de la apatía sin color
que traza una línea inexplicable.

Que son aquellas las del intocable
descargo que arremeten su pudor,
con algo de poesía con un deudor
que se entrecomilla como miserable.

Me asusta su desidia el mal ajeno
que porta como una armadura,
que termina perdiendo terreno;

Pues, a falta de su fina cordura
se disfraza de desgano con veneno,
abofeteando su firme licenciatura.


Marianne

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La desidia, como la vanidad, el desinterés o la falta de garbo...
Tienen que ver con la incapacidad de asombrarnos, ante los nuevos descubrimientos.
Es decir que nuestra aventura finalizó, el día en que decidimos postrarnos ante la vida monótona.
Como si fuera un clavo ardiendo, al que aferrarnos. Dado que temíamos a lo desconocido.
Temíamos al espíritu, al ángel, y al elemental de la Naturaleza.


Temíamos a la tormenta, la montaña, el río, el Mar, la cabra montesa, el caballo...


Todo era para nosotros, sin lugar a dudas, ¡ Peligroso !
Así que lo despreciamos.
Escupimos sobre la faz de la Tierra.
Y las madres son estúpidas, porque las mujeres están locas, y tralará-larito.


Barro mi casita...


Y bueno...
¿ Cómo puedo yo asombrarme, ante el milagro de la vida ?
¿ Puedo yo agradecerle al membrillo, su sabor ?
¿ Puedo regocijarme en la manzana, que un hombre recubrió de crujiente caramelo ?

 

Tal vez la desidia no sea un mal mayor si no porque luego uno se aferra a ella sin temor. ¿Qué sería del alma si se dejara llevar por la inercia y no fuera capaz de moverse o detenerse ante el peligro o una bella flor?

Me gustó como se expresa este meditar.

Saludos Cordiales

 

Qué sería de nosotros si dejásemos que la desidia se apoderase del vivir cotidiano? Si nos dejamos ir, sin poner freno a la inercia que nos lleva a convertir en rutina todo aquello que vivimos, nos convertiríamos en seres grises, anodinos, que desarrollan una vida vugar. Tu soneto, trae reflexiones que hacen plantearse al lector llenar la vida de impulsos, abrir senderos, recorrer caminos, ansiar sueños...
Un cordial saludo.

 

Interesante análisis y muy profundo, gracias por dejar tu amplia impresión, saludos para vos

 

Bien decía Rasputín que "El veneno o mata o te hace fuerte"

Sin embargo, en el amor... es el propio veneno quien te salva.

Buenas pinceladas Marianne.

Gracias por compartirlas.

Un abrazo.