19 años en una guerra que tengo que perder.

Peleando con mi terquedad, rompimos el hilo que sujetaba el edificio moderno de éste rústico ser
Los escombros formaron apartamentos, donde bailan los demonios, y exprimen su placer
Placer que al caer en la acera, trasmuta en un sufrimiento, necesario a la vez que sin sentido
Tormenta de lágrimas que al no salir se evaporan, y provocan la atmósfera de este incomprendido
Es la adicción a la tormenta, que deja sequías infinitas, e inunda textos pasajeros
Es la profundidad auténtica, que solo se abre por el vacío profundo, y te regala unos llaveros
Llaves de la pensión de presos, gritos incomprensibles, que entrenan hasta llamarse senbilidades
Cárcel del ego, cadena perpetúa, de la cadena de penas, donde descansan brevedades
Brevedades que al morir, viven en el pasado, sala de masajes a los golpes del razonamiento
Y en efecto, el efecto descontractura al loco, que prepara la carrera contra la élite de sus defectos
Tipo intrascendente, que no busca ser ni igual, ni diferente, sino que se pierde para encontrarse
Esto es inherente de buscar el éxito, lo juro, que hablen mis ojeras, que mis yagas jardines tracen
Para calmar el rencor por medio de párrafos decorados, muy elegantes, no tan sinceros, pero sí en trance
Explosión de prejuicios y preceptos, que en el ejercicio del suicida, llegó a su máximo alcanze
Radiación de conciencia, destrucción de inocencia, y redacción de la tesis que postula el balance
Discurso del equilibrio, que no se juega el chance, sino que sigue vendiendo su propia lotería
Donde se despidió de la suerte, emcriptando a su alma, haciendo un enlace con su amada ironía
Donde el egocentrismo hable por él, luche por él, de sentido a su nombre, mientras se muere
Donde el amor al arte grite, por él, viva con él, muera con él, mientras se adhiere...