1984

Se suman los clónicos papeles
en la caja de deuda a distancia,
se suman los sucios aranceles
a la emoción furtiva en tu estancia.

Impuesto en risas prefabricadas,
recargo en consumo de neuronas;
cuanto has de pagar por no hacer nada,
res mansa entre reses anodinas.

Blanco y negro; en tus ojos estallan
realidades falsas, falsas amenazas.
Y los héroes azules brillan,
cercenando alas con sus tenazas

forjadas a fuerza de estupidez;
dándote un partido para tomar;
nada dice la boca, nada la tez;
si una oveja bala, olvida mamar.

Pierdes en letargo las nociones,
guiones de castiza cocaína
comen silenciosos los peones,
y su rey se enroca en una esquina
donde exhibe altivo sus pendones,
mientras la estrategia mas mezquina
gana la partida en corazones
y el tablero amenaza ruina,

vigilas la ventana amarilla,
dilapidando así tu juicio,
tomas su razón como la tuya
y haces de tu mente un desperdicio.
Llegará hasta ti la pesadilla,
resuelta a sacarte de tu quicio,
que absorto en la puta ventanilla
nunca de sangre podrás ir sucio.

Trepida el suelo, anuncia batalla,
la verdad viene a ser escuchada,
tu parapeto es una pantalla,
la verdad…
De la ciento uno, ya no te libra nada.