2 hombres y medio.

Me atrapan.
Me consiguen aquietar.
Me detienen.
Soy el balón de Rugby. Parezco un melón. Me llevan en sus brazos.


¡ Ensayo ! Entro por la portería que parece una hache gigantesca.


Estoy en el ecosistema o medio-ambiente.
El cliente siempre lleva la razón. Y así era Charlie Sheen, en la serie de Televisión
2 hombres y medio.
Luego, se fue al Infierno, con su endiablada mediocridad.





Pero durante unos años, tuvo el honor de cargar conmigo en su mochila de Boy-Scout.


Las apariencias a veces, engañan.
Yo soy todo, apariencia.
Yo manipulo.
Son muchos títeres con cabeza. Son muñecos que reciben pelotazos, en la Feria.


Latas de refresco vacías, a las que apunta con su escopeta, el cazador, desde muy lejos.


Los muevo.
Los pongo de rodillas.
Les tapo la cara.
Y hago que se echen a llorar.


¿ Cómo lo consigo ? Una buena manera de gobernarme, es ser corpulento.


La otra es ser humilde.
Corpulento y humilde...
Alan Harper está en lo cierto.
Charlie Sheen perdió la partida de Ajedrez. Sus cenizas así lo atestiguan. Un hombre, realmente.





Un masajista. ¿ Lo eres ?