22. Veintidos

Aún siento zumbadas en mi corazón
y los picazones me siguen ardiendo.
Las mariposas siguen revoloteando
y mis hernias se siguen pudriendo.

Quiero quedarme y no abandonarte,
ya que estoy gravemente enferma de tu amor.
Me encuentro adicta de tu doloroso tocar,
y obsesa de tu asqueroso hablar.

Me desintegras con tus lastimosos tormentos,
y me intoxicas a tragadas de tus detrimentos.
Trato de que sane este cancerígeno mal.
Sin embargo la pendeja cura no hallo.

Con dulce agrura, me sigues gustando
y con estúpida ternura, te sigo amando;
Como maniática me he perdido en tus putrefactas aguas saladas
y tus embaucadores llantos de lagarto.

 

El amor suele tener esa dualidad y mucho mas cuando no se le espera o es inoportuno.
Pero siempre se abrirá paso aun a costa nuestra.
Me agrado la vehemencia de tus letras.
Saludos