30 años despuès

En la escuela primaria, en los recreos, me regalabas siempre helados de granizado de chocolate.
30 años despuès, nos conectamos por Facebook y comenzamos a salir.
Obviamente, ya no eras la niña que habìa conocido: ahora eras una cuarentona opulenta subida siempre a unos tacos aguja altìsimos, casi fetichistas, siempre escondida detràs de unos enormes anteojos negros.
Por mi parte, yo era un profesor canoso y engrupido que me creìa genial y memorioso.
Nos veìamos los sàbados y los domingos por la tarde, en confiterìas del barrio de Flores para luego concurrir a los màs variados hoteles alojamientos (o transitorios albergues) a los efectos o con el objeto de hacer el amor y llegar (de ser posible juntos) al màs rabioso y felizmente epilèptico orgasmo, rico en convulsiones y electricidad.
Asì transcurriò el tiempo, hasta que tu marido (o ex marido, como afirmabas, a pesar de que seguìan conviviendo) falleciò una noche, de un cardìaco paro o apoplegìa.
Desde entonces, nunca màs nos hemos vuelto a ver ni a comunicar (ni siquiera por Facebook).
Esperarè otros 30 años ...

 

Saludos fraternos en la distancia,