34. Tierra a cable, o espejo

Somos roedores de azúcar y café
en tóxicas ruinas meditadas
por libretistas modernos, prácticos
pero no del todo sensibles
a la hora de medir un beso en licor de anís.

Somos el humo que reza al papel,
por la espiral que denota el vacío
de quien no respira al esperar,
ese después del coma antes de fenecer.

Somos el buitre en la hormiga
y la comadreja hablándole al zorro
de ser sinceros, amigos, de la piedad.

Somos todo ese espacio indiferente
en la cama hueca de placer…

Somos ceniza en volcanes dormidos
y la primer venganza del cielo
al cruzarnos de piernas, en manos
con los ojos ya en la lengua…

Gracias por existir.​