Pequeñecer neutrones (en y entre y sobre) desierto molusco de cemento. Hermes con su argénteo caduceo fulgido en sueños medita intempestivo sobre una nube de mármol, entre dos cielos de roble, a orillas de la veloz mirada de Helios que a la bóveda de madera con sus celestes ojos tiñe. Mientras la vara de olivo adornada con guirnaldas se eleva hacia las profundidades del alma: donde no existe la injusticia. Polýtropo el corazón de la existencia; cuando en melodías de viento se yergan las serpientes de oro con la voluntad de una pirámide y la calma del ojo de un huracán la mente será el digno paraíso sin prohibido fruto, y el alma gritando romperá tu silencio. Las alas del pensamiento primero te llevarán al jardín perdido, donde bélica trompeta es un recuerdo sin futuro, donde bandos no existen pues porque todos somos uno, donde la pelirroja Betelgeuse brilla parpadeando por las frescas noches de verano: esperando que tú le cuentes el cuento mediante el idioma del susurro —lenguaje secreto de la penumbra del misterio—: «Érase una vez, existió la utopía...»

Rayos parasintéticos especulando un quitasol. Víveres y útiles atrapados en la seda de la araña, sintiendo el ser mosca, que con ojos verdes irradia el temor de lo fatal. Se flexionan los deseos. Sin celos por el insecto de la humanidad, quien perece por su propia mano que teje. No obstante: una exequias. ¿Pero quién ha encontrado la llave de la inmortalidad hace más de dos mil quinientos años en el barco de Jufu? Si las mil manos de los hijos del Tiempo me ayudan podré abrir las puertas del establo. Cuando el pueblo se descubra lobo fumaré tabaco en pipa bebiendo el ajenjo olvidado en algún bistró acompañado de alguna fémina sibarita con ojos de miel como la de un tétrico gato feliz. Veremos... Cada pupila es un universo conservada en el frágil ámbar de sus gráciles ojos. Sus ojeras son la noche y su mirada la sombra de la muerte: el amor perdido que errante vaga sin rumbo en la diáspora de la metafísica de un ombú. Mientras tanto, los siete caballos de Suria crepitan el firmamento con sus pasos de fuego, cabalgando con la vehemencia de la carne sobre nuestros cuerpos, trepidando en la alba del estío. Como durmiendo bajo una lluvia de lava en la manoseada Franja de Gaza. Todos los problemas se resuelven con amor. Al tanto yo me arranco pelos de bigote a la par de vidas de tierras primogénitas.

Hay una razón de bronce que se esconde en nuestra magna conciencia como una cajita, pequeña cajita que alberga todas las verdades. Pero allí el abismo es terrible, en el templo de las sombras, allí abajo, las luces no tocan el suelo. Fuera de nosotros..., en realidad, ¡no existe el 'fuera de nosotros'!, todo lo que podemos percibir y percibimos con el intelecto dorado y el sentido multicolor está aquí adentro, dentro de este todo del cual formamos parte: un UNO. No mires a los ojos a Amaterasu Ō-Mikami, no es necesario por ahora. Hoy, sólo siéntela. Ella te revelará la Verdad. No temas, oh no, mortal; ten, aquí te doy la clave del mundo. ☥.

 

Mil millones gracias a la magia de tus pupilas de bronce que reposan siempre por las tardes en el beso de un fotón, por recorrer cual leves caricias de pluma real la versificación de mi manifestado fuego. Mis bendiciones a tu crisálido corazón.

 

Sabes...? me dá lastima que un escrito como este se lea tan poco, por la sencilla razón que pusiste el título en Arabe estando todo escrito en Español. Bueno de cualquier forma me gustó. ABRAZOS

 

Gracias...

 

Pero lo más importante no es ser leído sino manifestar el Fuego Divino en la Conciencia del Mundo. Trabajamos por la noche, mi estimada camarada.