5 minutos mas de vida

Todo sucedió en un calido día de octubre.
Me encontraba dando mi habitual paseo en horas del mediodía, disfrutando del aire y del paisaje.
Cuando de repente sucedió lo inesperado, ese profundo dolor en el pecho que me sorprendió.
Me detuve, sentándome en una piedra que estaba a la orilla del camino, y sentía como el dolor se agudizaba.
Yo presionaba mi pecho con las manos y ya tenia la certeza de que se trataba de algo realmente grave.
Mi pulso se aceleraba y comencé a sentir un sudor frío por todo el cuerpo que me doblegaba y puse la cabeza contra mis rodillas. Me invadió esa terrible angustia de presentir un trágico final.
Después de unos segundos me pareció sentir un pequeño alivio y trate de incorporarme, en ese momento y para mi asombro, sentí que alguien estaba sentado a mi lado. Al mirarlo, vi que era un hombre muy bien vestido que me miraba atento, con un gesto amable en su rostro.
Enseguida comencé a pedirle ayuda en forma desesperante. Pero para mi asombro, ese hombre ni se inmutaba, solamente me miraba.
Hasta que en un momento me dijo. “Yo soy al que llaman la muerte, y vengo a llevarte conmigo”.
En ese instante mi sangre se congelo y vi pasar toda mi vida en un segundo, como si fuera una película frente a mis ojos.
Confirme lo que me estaba sucediendo y sin dudarlo le pregunte. “Voy a morir en este instante o me quedan todavía unos minutos?
Lo mire fijo a los ojos y note una pizca de piedad en su mirada. En ese momento giro su sin contestar.
Entonces comprendí que sin palabras, me estaba regalando unos minutos mas de vida.
Inmediatamente y a pesar del dolor, emprendí el camino de regreso a casa. Rezando por que el tiempo me alcanzara para ver a mi familia y estar mis últimos minutos cerca de mis seres queridos.
En el camino me encontré con muchas personas, conocidos, amigos y hasta algún enemigo. Y de todos ellos me despedí con un saludo que seguro no entendieron en ese momento.
Al llegar a pocos metros de mi casa el dolor era prácticamente insoportable y ya me costaba respirar.
Pero sacando mis ultimas fuerzas, disimule mi dolor y entre en mi casa como todos los días.
La primera en recibirme fue mi mujer, que a pesar de mi esfuerzo, enseguida noto que algo me sucedía.
Pude convencerla de que solo se trataba de un fuerte malestar estomacal, que no se preocupara.
Pero yo sabia que mi cuadro estaba empeorando y que la cuenta regresiva era implacable, si acaso me quedaban unos pocos minutos.
Estaba totalmente cubierto de sudor y sentí que en cualquier momento el cuerpo ya no me respondería y seguramente no podría mantenerme en pie. Entonces entre en el baño, refresque mi cara con agua bien fría, me mire al espejo y me peine para estar presentable frente a mi familia, sabiendo que ese seria el ultimo momento juntos.
Salí del baño con mi mejor sonrisa, mire a cada uno de mis hijos y a mi mujer, sin poder evitar que se me llenaran lo ojos de lagrimas. Seguramente por la impotencia de no poder decirles en tan poco tiempo todo lo que los amaba y lo importante que fue cada uno de ellos en mi vida.
En ese momento el dolor de mi pecho se hizo mucho mas fuerte y decidí recostarme sobre mi cama.
Estaba conciente de que este momento seria muy triste y doloroso para todos, pero me alentaba el haber podido llegar a casa y estar todos juntos por ultima vez.
Apoye la cabeza sobre mi almohada preferida, le pedí a mis hijos que fueran a jugar afuera y a mi mujer una taza de te. Asegurándome de quedar solo.
Cerré los ojos e inmediatamente sentí la voz de ese hombre que me decía, “ Ahora si, ya es hora de partir”.
Nunca se lo pude decir, pero el sabe que le debo un gran favor, por haberme regalado esos invalorables últimos minutos de vida, que hicieron que me fuera con una sonrisa en mis labios.
Y me siento realmente afortunado, porque en la vida muchos pueden elegir como vivirla. Pero muy pocos pueden elegir donde y como morir.

 

Es afortunado el que puede darse cuente cuando tiene que partir, poder despedirse de sus seres queridos y marchar en paz.¡que bonito fuera para todos los que tenemos que morir.Me gustó mucho tu escrito, logra atrapar la atención del lector. Un gusto encontrarme con tu escrito.

 

Me has emocionado mucho con tu relato,pues cuando partio mi padre hubiera querido esos 5´minutos para decirle lo que teniendo tiempo no le dije,a partir de ese momento muy triste para mi trato a pesar que a veses se puede y otras no,siempre que me despido de mis seres mas queridos nunca sea con enojos o con algun problema hay veses que las cosas de la vida te enoja o enoja a los demas pero hago siempre lo posible de que no pase ,que las despedidas sean en paz, y cuando pase por el sufrimiento de mi padre que fue de pronto sin tiempo ,les dije siempre a mi esposos e hijos cuando salgamos que sea siempre en paz porque no siempre la vida nos da el tiempo para despedirnos.

Hasta pronto

 

Hola amiga, muchas gracias por tu lindo comentario, me alegro de haber podido atrapar tu atencion.
Te mando un beso grande.

 

Hola amiga, cuanta verdad en tus palabras, este escrito es justamente es para resaltar esos momentos y que pensemos en que nunca sabemos cuando puede ser el ultimo minuto de nuestras vidas. Seria muy bueno estar bien con todos nuestros seres queridos y conocidos en todo momento, aunque sabemos que en la realidad muchas veces es imposible.
Te mando un beso grande y muchas gracias por tu comentario.

 

Me enterneces leyendote compañero, ojala tuviesemos todos ese momento que dices. Me gustó tu prosa porque llegaste a mis adentro, escribes que llegas al lector y eso es buenimo compañero.ABRAZOS

 

Hola amiga, realmente me gusto y lleno de orgullo tu comentario. Parece que despues de un tiempo de escribir, estoy llegando a donde realmente queria, que es a captar la atencion del lector y despertar su interes en seguir leyendo hasta el final.
Te lo agradezco de corazon y te mando un beso grande.