6:00 p.m.

6:00 P.M.


Y si rasguño metro a metro cada rincón de mi pasado,
es que estoy pensando que a veces vale más llorar que estar gritando.
Reiré entre tanto escombro que musita la vida febril de un simple ciudadano
Para esperar por tanto, el recorrido del que planeado teníamos un itinerario.


Aunque sigo esperando que los días desmayen bienaventurados,
también contemplo el cierzo arremolinado de estas horas.
Mis cuatro paredes son tan estrechas como finas las sábanas de aquella tu alcoba,
como extensa la angustia de tu lecho inspeccionado cada ocaso por un legionario que canta a mi memoria:
“El recuerdo perenne de un mar y una orilla de arena y sal que mueren y nacen por las palabras de tu boca.”


Ahora viajas por el mundo evitando nuestro encuentro, indudablemente pactado para las seis de cada tarde;
Y olvidarme es la consigna que aún no acepto entre este tu silencio, porque con el pasar de las horas salgo a buscarte;
Te llevaste por mi voluntad incontables veces mi mano izquierda, gran parte de mis piernas y un sin fin de angustiosas frases de mis ojos.


Sin embargo te espero; realmente gran parte de mi cuerpo te es ajeno...
mi mente permanece esquizofrénica vigilando tu regreso entre dulces y afilados recuerdos.
Y es que regresarás... mientras tenga un poco de luz para aprovechar;
vendrás a despojarme pétalo a pétalo de la flor que un día me entregaste.
Desgarrando sentimientos, corrompiendo cada noche;
con la luna lamentándose y el cielo entre nubes de pobres matices consolando ese su desconcierto.


¿A dónde vamos a llegar? Me retuerzo por saberlo...
un monte a lo lejos espera tu victoria,
mientras tanto te diviertes con creer que a tus pies puse mi nombre
y yo me rió de tu viaje para verme, porque aún no es la hora.​